Centro de Biotecnología Traslacional: ¿Qué podemos esperar los bioemprendedores?
El 15 de Noviembre de 2018 se notificaron los resultados de la convocatoria de Corfo para la instalación y operación del primer Centro de Biotecnología Traslacional (CBT) en Chile. En esta publicación opinamos acerca de cómo afecta esto a boca.
Durante finales de julio de 2018 la Corporación para el Fomento de la Producción (CORFO) presentó una iniciativa que a gran parte del ecosistema chileno de biotecnología llamó la atención: La entidad llamaba a concurso público para la creación e implementación del primer Centro de Biotecnología Traslacional en Chile. Una iniciativa de casi US$ 14 millones en un plazo de 10 años que busca cerrar brechas en el ecosistema biotecnológico de nuestro país, tales como fortalecer la infraestructura tecnológica, crear capital humano avanzado y activar la demanda por parte de empresas de innovación basada en ciencia. Hoy sabemos que el proyecto ha sido adjudicado por SOFOFA HUB, quien además lo co-ejecutará con nueve universidades chilenas y seis Centros de Excelencia Internacional.
En esta publicación quiero centrarme en uno de los objetivos específicos de la convocatoria y que es el que mayor impacto puede tener en el ecosistema bioemprendedor nacional: El CBT deberá fomentar el emprendimiento de base tecnológica, aumentando el número de patentes, licencias y spin off creados.
Ciencia Traslacional
Algo super importante para entender el impacto que busca tener este Centro de Biotecnología Traslacional es entender que significa el “Traslacional” de su nombre. La ciencia traslacional se define, a muy grandes rasgos, como aquella ciencia que lleva la investigación básica hasta su aplicación en la industria. Conlleva una serie de etapas y lo fundamental es que, según mi perspectiva, obliga a los actores del ecosistema a relacionarse estrechamente, generando un único camino al éxito basado en la colaboración.
La implementación del CBT marca un hito para el ecosistema bioemprendedor, ya que corresponde a la, probablemente primera, iniciativa de Estado con foco exclusivo en Biotecnología, la cual será ejecutada durante al menos 10 años sin importar el gobierno de turno. No queda más que aplaudir.
Ahora, en este blog hemos dedicado bastante espacio a plasmar nuestro pensamiento como bioemprendedores acerca de la fragmentación que existe en el ecosistema bioemprendedor chileno y a pesar de que cada vez son más iniciativas y actores que participan, es inevitable que el diagnóstico siga siendo el mismo: El ecosistema está polarizado y carece de estructura para continuar avanzando al ritmo de otros países.
El CBT y el bioempredimiento
Una de las cosas que más aplaudo del foco que buscan las bases del concurso es poner sobre la mesa el bioemprendimiento como una carta clave para lograr la materialización de la transferencia de conocimiento básico hacia la industria. Como hemos dejado claro antes, la falta de estructura y experiencia en el licenciamiento es transversal en nuestro ecosistema (existen claramente excepciones), pero para un bioemprendedor esto incluso puede representar una ventaja. La capacidad de rápida adaptación que posee el bioemprendedor le permite reinventarse según las necesidades que posee la industria, teniendo una relación uno a uno con la empresa interesada en la tecnología, aumentando de esta forma la posibilidad de éxito de la transferencia tecnológica, ya sea en productos o servicios.
Según mi mirada, esperar que lo anterior suceda por inercia sería un error garrafal tanto para el CBT como para los bioemprendedores. Estos últimos serán los más perjudicados si así ocurre, ya que llama mucho la atención que entre las instituciones relacionadas a la adjudicación del CBT, ninguna sea de bioemprendedores o los represente. En este sentido, el CBT está “obligado” a trabajar con bioemprendedores, pero en su equipo fundador no existen representantes de ellos. Será entonces nuestra responsabilidad acercarnos al CBT y tratar de colaborar lo más que se pueda.
El bioempredimiento necesita agruparse
Considerando lo anterior, y recuperando temas que hemos escrito anteriormente en este blog, existe una necesidad imperiosa de que los bioemprendedores se identifiquen, se agrupen y se sumen a iniciativas como el CBT. No solo como una forma de sumarse porque sí, sino para participar como un actor clave del ecosistema, ¡como lo que realmente somos!